miércoles, 14 de enero de 2009

El tonto del mes (VII). Jefa de Formación de la Junta de Andalucía

En el caso que nos ocupa este mes, el galardón va a ir a parar, por primera vez, a una mujer. Concretamente a María José Lara, Jefa de Formación de la Junta de Andalucía.
Los hechos se remontan a octubre de 2007, cuando la señora Lara aun era concejal de turismo del gobierno municipal socialista de la localidad de Lucena. Parece ser que durante unas oposiciones a Técnico Municipal de Turismo, favoreció a una de las opositoras.

Por lo menos, así lo hicieron constar en acta, antes de que empezasen las pruebas, cuatro de los opositores que también realizaban dicha oposición. Estos denunciaron que una de sus compañeras, oculta en los aseos del ayuntamiento, acababa de recibir a través de su teléfono móvil las respuestas al cuestionario del examen.

Una vez que el caso ha llegado a los juzgados de primera instancia e instrucción número 3 de Lucena se ha podido saber, a través de las facturas del móvil, que la opositora, presuntamente beneficiada, realizó una llamada, que fue atendida, de dos minutos y medio de duración al teléfono de la concejala justo antes de realizarse las oposiciones, momento en que ésta ya tenía conocimiento de las preguntas del examen.

Teniendo en cuenta todas estas pruebas e indicios, el juzgado ha citado a declarar, en calidad de imputada, a la hoy Jefa de Formación de la Junta, al entender que podría haber incurrido en el delito contemplado en el artículo 417 del Código Penal:”la autoridad que revelare informaciones de las que tenga conocimiento por razón de su cargo y que no deban ser divulgadas, incurrirá en la pena de multa de doce a dieciocho meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años”. Es más, se advierte que “si de la revelación resultara grave daño para la causa pública o tercero, la pena será de prisión de uno a tres años e inhabilitación de tres a cinco”.

Lo tiene mal María José Lara, puesto que la única excusa que se le ha ocurrido es que antes de esa hora le dejó el teléfono a otra empleada municipal y que ésta tuvo que contactar urgentemente con la opositora por lo que le envió un SMS y después recibió la contestación telefónica de ésta. La entonces concejala de turismo dice que no recuperó su móvil hasta finalizar su jornada laboral y que no sabe nada de las llamadas que se pudieran haber hecho o recibido durante ese periodo. O sea, que un cúmulo de casualidades se juntaron aquel día en el Ayuntamiento de Lucena para hacer creer a los cuatro opositores denunciantes que existía trato de favor.
Otra casualidad es que la presunta beneficiada llevaba cinco años desarrollando interinamente la plaza que salía a concurso. Curioso que después de tan prolongado periodo de tiempo todavía necesitara copiar. Poco había aprendido.
A raíz de estas pruebas, y a pesar de la denuncia presentada, la opositora consiguió la plaza de funcionaria con el beneplácito del alcalde socialista de Lucena.

¿Por qué la nombramos tonta del mes?
Por varios motivos. El primero por no enterarse sobre como se hacen las oposiciones a organismos oficiales en Andalucía. ¿No lo saben? Pues utilizando el dedo índice. En el improbable caso de que no se pueda realizar así, confeccionando un temario y unos méritos que sólo pueda cumplir la elegida. Y, en último extremo, filtrándole las preguntas del examen ¡pero no en el WC, en el último momento y con el teléfono móvil propio! ¡Es que no saben ni hacer trampas! Me la imagino allí sentada, cuchicheando al teléfono pegado en el hombro y con el boli Bic anotándose las respuestas en la palma de la mano y... bueno... dejémoslo estar.

El segundo motivo es no saber que se estaba jugando su futuro político con la acción. ¿O acaso es tan prepotente que creía que por tener un cargo público no podría ser imputada?
Y el tercero es por la explicación que dio del uso del móvil aquel día. ¡Por favor! Lo que se cree la señora Lara es que el resto de los mortales somos más tontos que ella.

Posteriormente, Manuel Chaves, Presidente de la Junta de Andalucía, la ascendió hasta el cargo que ahora ocupa en la Junta. ¡Hay que ver el buen ojo que tiene este hombre!

Pero soy optimista; todavía mantengo la esperanza de que algún día los políticos comprendan que, cuando ocupan un cargo público, lo que tienen que hacer es servirnos y no servirse.

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