miércoles, 24 de febrero de 2010

El malvado tabaco y sus bondadosos impuestos


Quizá sea una de las cuestiones de actualidad que más polémica desata en nuestra sociedad. Estamos hablando de las restricciones al consumo de tabaco que se están promoviendo desde el Gobierno.

Hace tres años se promulgó la famosa Ley Antitabaco. Sin embargo, el objetivo estrella que se perseguía con esta medida, la rebaja de su consumo, no se ha conseguido ni de lejos, ya que se continúa fumando lo mismo que antes. No se crean que España es una excepción; en Francia, con medidas aun más restrictivas, la venta de cigarrillos ha aumentado un 2,5% durante el año 2009.
Lejos de amilanarse, nuestro Gobierno continua en sus trece y ahora “propone” endurecer la ley.

La pregunta que surge la podría hacer un niño de cinco años: si tanto le importa al Gobierno la salud de sus ciudadanos, ¿por qué no se prohíbe totalmente el cultivo, comercialización y consumo de tabaco en España? La respuesta, como casi todo en esta vida, la encontramos en la vertiente económica del asunto.


La primera incongruencia que surge está relacionada con su cultivo. ¿Por qué se subvenciona a los agricultores para que lo hagan? La respuesta cae por su peso: las plantaciones españolas (debido a su tamaño y a otros factores) no son rentables. Por lo tanto, no hace falta ser muy avispado para saber que los agricultores extremeños, canarios y de otras regiones españolas no podrían mantener sus negocios y sus puestos de trabajo sin esas subvenciones. Como todos esos empresarios y trabajadores votan en las elecciones... en fin, ya me entienden.

Continuemos con el proceso: ¿cerramos las fábricas de cigarrillos? ¿Dejamos sin trabajo a los fabricantes de cajetillas y envoltorios? ¿Qué hacemos con los camioneros que transportan el tabaco y los cigarrillos? ¿Y con los miles de estanqueros? ¿Y los fabricantes, comercializadores y personal de mantenimiento de máquinas expendedoras? ¿Y los publicistas que, a pesar de muchos años de prohibiciones, continúan anunciando el tabaco en todos los medios? Hay que reconocer que éste es un buen momento para echarlos a todos a la calle: con la cantidad de parados que hay no se notarán unas decenas o centenares de miles más.


Pero el meollo de la cuestión está en los impuestos que se recaudan. El 80% del precio de las cajetillas son impuestos. Se calcula que durante el año 2009 se han recaudado ¡más de 18.000 millones de euros! con los impuestos directos a la compra de cigarrillos. Si lo comparamos con los 7.500 millones de euros anuales que cuestan los gastos sanitarios derivados del tabaco (cifras ofrecidas por el Ministerio de Sanidad), el negocio continúa siendo redondo. No hay voluntad política para acabar con el problema que, ellos dicen, provoca el tabaco.

Otro de los actores en este “drama” son las tabacaleras. Aunque en este caso, hay que reconocer su inteligencia, ya que han sabido “hacerse invisibles” ante el problema. Recordarán que ya hace bastantes años, empezaron (en Estados Unidos) juicios contra las tabacaleras por no informar de que su producto podía provocar enfermedades. La solución fue fácil: no lo hicieron más sano (quitándole aditivos) sino que avisaron de los daños del tabaco en todas las cajetillas. Con la aquiescencia de las administraciones, reclinaban cualquier responsabilidad sobre el asunto a la vez que demonizaban a los fumadores como únicos responsables de todos sus males.

Aquí todos se quitan el “muerto” de encima. Las compañías venden, las administraciones cobran sus impuestos y los fumadores son los culpables de todo.


Para los que critican a los fumadores y opinan que las enfermedades provocadas por el tabaquismo se las deberían pagar los propios fumadores de sus bolsillos, decirles que, efectivamente, ya lo hacen (lo hemos explicado más arriba). Pero piensen que hay otras muchas enfermedades que también se originan por “costumbres perniciosas” de los humanos (deficiente alimentación, sedentarismo, falta de ejercicio, imprudencias...), que provocan los mismos gastos sanitarios y que no pagan impuestos por adelantado.

Además, según dicen, los fumadores viven 15 años menos. Calculen una pensión media de jubilación de 800 euros mensuales, por 12 meses y luego por 15 años y les saldrá que la Seguridad Social se ahorra por cada fumador cerca de 150.000 euros en pensiones. Tal como está ahora el tema de las jubilaciones...


Pero quizá lo peor de toda esta “cortina de humo” (nunca mejor dicho) que oculta los verdaderos problemas que vive la sociedad española, sea la ruptura social que está provocando entre fumadores y no fumadores. Empiezan a odiarse. Y eso no es bueno

1 comentario:

McArt dijo...

Fantástico post.
Lo he encontrado después de buscar el de la cláusula suelo y me ha venido al pelo para una discusión mantenida estos días con unos amigos.
Soy fumador (aunque no mucho) y estoy a favor de la ley, pero me parece discriminatoria.
Además, publicaciones "a medias" sobre el gasto en Seguridad Social de los fumadores provocan lo q bien dices, enfrentamientos.
Reconozco el derecho de los no fumadores, pero también el de los fumadores. No me parece justa ningún tipo de discriminación.

Yo me pregunto: si el tabaco es tan malo, por qué no lo prohiben? Yo creo q queda claro en el post. Pero veo una clara contradicción frente a otras prohibiciones. El tabaco es tan perjudicial o más q el consumo de cannabis y marihuana y sin embargo éstos sí están prohibidos... cosas así chirrían.
Además, si lo legalizasen, tipo Holanda, se acabarían problemas sociales, gente q se enriquece por tráfico de drogas, no tendrían q subir el IVA ni recortar salarios ni subir impuestos... alguien ha oido la palabra crisis en Holanda?