El Doctor Tétanos ganará la guerra

La semana pasada estuvo en Madrid François Gasse, oficial superior de proyectos de inmunizaciones de UNICEF desde el año 2000, también conocido como “Doctor Tétanos”, aunque a él le gustaría más que le llamasen “Doctor Antitétanos”.

El motivo de su visita era la presentación de la campaña “Un envase = Una vacuna” que este año tiene como lema “Juntos podemos eliminar el tétanos neonatal”.
Este doctor tiene un objetivo claro: erradicar la enfermedad (se considera erradicada cuando su frecuencia de aparición es menor a un niño por cada 1.000 recién nacidos). Y, según sus propias palabras, su propósito es factible, barato y, además, mucho más fácil que acabar con otras enfermedades como la malaria.

Pero vamos por partes, ¿qué es el tétanos?
El tétanos neonatal es una enfermedad infecciosa producida por un germen denominado “Clostridium tetani” o “bacilo de Nicolaier” que vive en la tierra, las heces y el estiércol y que es incapaz de producir la enfermedad si no se introduce en el cuerpo humano a través de una herida. Una vez dentro del organismo, encuentra unas condiciones favorables debido a la falta de oxígeno, comienza a germinar y secreta una toxina perjudicial para el sistema nervioso.

Según el doctor Gasse, “si has visto a alguien con tétanos no lo olvidas nunca”. Causa espasmos en todos los músculos provocando las peores convulsiones que conoce la medicina. El dolor es inmenso y el cuerpo se arquea con tanta violencia que algunos pacientes llegan a fracturarse la columna vertebral.

La incidencia de esta enfermedad se da sobre todo en países africanos o del sudeste asiático. El motivo no es otro que las tradiciones que perduran desde tiempo inmemorial en el momento del parto: las africanas cubren su ombligo con heces de vacas y en Camboya o Laos lo hacen con telarañas. Aparte, el cuchillo con el que se corta el cordón umbilical nunca está esterilizado, por lo que el recién nacido suele tener, muchas veces, su sentencia de muerte preparada.
Según el “doctor tétanos” es mucho más sencillo y rápido acabar con la enfermedad con la vacuna que intentar cambiar los hábitos culturales de los pueblos.

Sin embargo, y a pesar de la existencia de la vacuna, 180.000 niños y 30.000 madres fallecen cada año por su causa. Si, lo han leído bien, más de 200.000 personas mueren cada año en países en desarrollo por culpa de las tradiciones y por no haber recibido la vacuna cuyo coste total es de 1,5 euros (tres dosis más la logística para su traslado y administración). Increíble, ¿verdad?

Todavía queda mucho trabajo por hacer, pero François Gasse no cesa en su empeño. Numerosas anécdotas jalonan su batalla contra la enfermedad: muchas mujeres no han visto una aguja en su vida y huyen despavoridas a la hora de vacunarse. Otras piensan que las van a inyectar con alguna sustancia para que no puedan tener más hijos. En Pakistán las mujeres no pueden ser pinchadas por médicos o enfermeros, por lo que se ha tenido que formar a 50.000 mujeres para llevar a cabo la campaña de inmunización.

En fin, pequeños problemas que no entorpecen la labor de este médico que se fijó en su día el objetivo de haber erradicado la enfermedad en el año 2010.
“Que la fuerza le acompañe” en esta batalla contra el tétanos.