El exterminio de los indígenas.

¿Sabían ustedes que el 90% de los indígenas americanos murió enfermo tras el contacto con los europeos? Desde este blog ya hemos hablado en varias ocasiones de los daños que el colonialismo provoca en la vida de los pueblos indígenas. Ahora, la ONG Survival Internacional ha publicado un informe demoledor sobre el tema: “El progreso puede matar” en el que nos ofrece algunos datos sobre cómo influye la llegada del desarrollo sobre estos pueblos.
Los cambios repentinos en su entorno y su sociedad destrozan su cultura y su sentido de cómo vivir en este mundo. El progreso en forma de carreteras y nuevos asentamientos trae consigo prostitución, abuso de mujeres y niños y enfermedades sexuales. Las epidemias y enfermedades desconocidas para los indígenas provocan la disminución de sus poblaciones de entre un 20 y un 80%.

Mantener el control de sus tierras es la fuente de salud para los poblados indígenas. Aquellos pueblos que puedan continuar en sus tierras, controlando su adaptación, serán pobres en términos monetarios, pero su calidad de vida y su salud serán mucho mejores que la de sus compatriotas que vivan en las zonas “civilizadas”.
Esos poblados necesitan la llegada de atención sanitaria moderna para combatir las enfermedades foráneas, porque las enfermedades tradicionales de sus pueblos ya saben tratarlas con su milenaria medicina.

Pero todavía peor es la situación de aquellos que se ven obligados a emigrar a otras zonas. Se ven a si mismos reubicados forzosamente en un entorno al que no están acostumbrados. Ante esta situación, muchos de ellos caen en el alcoholismo o en el consumo de drogas. Un ejemplo de todo esto sería el de los aborígenes australianos que tienen una esperanza de vida 20 años inferior a sus compatriotas o también que la tasa de suicidio entre los grupos indígenas canadienses que han perdido la conexión con sus tierras es diez veces superior a la media nacional, mientras que los que continúan en su entorno apenas lo conocen.

Como bien indican en el informe, deben ser los propios indígenas los que elijan qué parte es la que quieren de nuestro progreso, si es que quieren alguna, y que se desarrollen como quieran. Las imposiciones, los intereses económicos y las batallas políticas sobre sus territorios están provocando su exterminio, quizás no premeditado, pero exterminio al fin y al cabo.
La opinión pública mundial es la que puede forzar a los gobiernos de estos pueblos a tomar medidas que frenen su desaparición. Dejémosles vivir en paz.