Con este nombre, Villa PSOE, es como conocen los habitantes del municipio de la Isla de Arosa un edificio en el que varios dirigentes del Partido Socialista han adquirido pisos. Concretamente, José Blanco, número dos del PSOE, es propietario (o casi) de un ático.
Pues bien, el edificio en cuestión está situado a escasos veinte metros del mar, con lo que, claramente, vulnera la Ley de Costas que exige que cualquier construcción respete una servidumbre de cien metros desde la línea de la costa.
Esta ley establece que cualquier terreno que antes de 1988, fecha en que se promulgó, no tuviese la categoría de “urbano” deberá mantener la citada servidumbre. Debido a que el solar donde se edificó “Villa PSOE” estaba catalogado entonces como suelo urbano no consolidado, Cafines (Confederación de Afectados por Estafas Inmobiliarias) ha presentado denuncias ante la fiscalía de Pontevedra contra dicho inmueble.
Para mayor escarnio, la construcción del edificio supuso la tala de 280 pinos en un paraje que, años atrás, el mismo ayuntamiento de Isla de Arosa catalogó como “uno de los lugares con mayor valor paisajístico y natural de todo el municipio”.
A raíz de la primera denuncia, José Blanco no dudó en comentarle “amablemente” a Raimundo Piñero, vicepresidente de Cafines, delante de varios testigos, lo siguiente: “Son ustedes unos extorsionadores, no tienen vergüenza y conmigo no se juega. Se van a enterar ustedes de quien soy yo”. Como pueden comprobar, todo un ejemplo de talante.
No voy a entrar a valorar si existe o no delito. Los juzgados se encargarán de decidirlo. Y tampoco voy a afirmar desde aquí (Dios me libre) que José Blanco u otro dirigente socialista influyó ante el ayuntamiento socialista de la localidad para que se construyera el inmueble. Pero lo que si está claro (y más para un cargo público) es que un edificio de nueva construcción a veinte metros del mar resulta un tanto sospechoso. Con los contactos que él tiene, ¿no podría haberse informado antes de comprarlo? Igual se despistó. ¡Tiene tantas cosas en la cabeza...!
Para cualquier ecologista que se precie (y José Blanco se precia de serlo, por lo menos así lo pareció tras el Prestige), las edificaciones al borde del mar son un atentado contra el medio ambiente. No creo que ningún verdadero amante de la naturaleza accediera a comprarse un apartamento en el que tuviera que mojarse los pies para entrar por el portal. Incluso aunque fuera totalmente legal. Pero, si encima, resulta que el edificio vulnera la Ley de Costas y para su construcción se tala medio pinar...
Esto me recuerda el caso de El Algarrobico en la costa almeriense. El hotel, declarado ya hace tiempo ilegal por vulnerar la Ley de Costas, lleva más de un lustro esperando la orden de demolición por parte de la Junta de Andalucía de Manuel Chaves. Empiezo a sospechar que algún Consejero debe de haber adquirido algún apartamento en él.
De todas formas, la excusa de José Blanco (antes le llamaban Pepiño, pero no le gusta) es fácil: con echarle la culpa al PP, a Aznar o, incluso, a Bush, todo solucionado.
Es como si lo estuviese viendo.
Flaco favor le hacen estos políticos al planeta.
2 comentarios:
¿Quien dio la licencia para construir la obra?
¿Cuando se dio esa licencia?
Hay qeu decir todo y no solo lo que nos interesa
"QUE LA VERDAD NO EMPAÑE UNA BUENA NOTICIA"
en tu información deberías añadir que el ático al que te refieres está con una opción de compra
El edificio que citas tiene una licencia municipal aprobada por unanimidad de todas las fuerzas políticas y que es acorde con el Plan General de Ordenación Urbana aprobado en 2002, cuando aún gobernaba Manuel Fraga del PP, y con informes a favor de la Dirección General de Costas, cuando el ministro de Medio Ambiente era el popular Jaume Matas.
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