viernes, 27 de marzo de 2009

Canciones que salvan vidas


De las propiedades de la música se han dicho muchas cosas; desde los más poéticos que dicen que “amansa a las fieras” hasta los más mundanos que afirmamos que nos sirve para relajarnos o, según sean las canciones y el momento, para animarnos y divertirnos.
Sin embargo, las canciones pueden servir para mucho más. Buen ejemplo de ello nos lo da el mozambiqueño Feliciano dos Santos.

Este músico africano, discapacitado por la polio, comprobó cómo su país se desangraba por culpa de una eterna guerra civil, por la pobreza consiguiente y por la falta de concienciación en materia sanitaria que tenían sus compatriotas.
Ante la primera cuestión poco podía hacer, pero por las otras dos si. Y se puso manos a la obra. Dos años después de finalizar la guerra civil, en 1994, nació Massukos, la banda compuesta por este intérprete autodidacta y otros siete músicos de Niassa, una de las regiones más deprimidas de Mozambique. Desde entonces, el grupo, a través de los dos discos que ha lanzado al mercado, sensibiliza a la población sobre temas de vital importancia para su supervivencia: hablan de la necesidad acceder a aguas seguras para la salud, de respetar el medio ambiente o de participar en sus propios procesos de desarrollo. Invitan a los mozambiqueños a adoptar medidas preventivas como lavarse las manos después de ir al baño o no practicar sexo sin condón, sobre como usar una cuchilla por persona para la circuncisión o que hervir el agua puede salvar muchas vidas.

Dos Santos explica que para llegar a la población es necesario saber cómo hacerlo: hay que evitar palabras obscenas, expresiones ridículas y no interferir en los tabúes. Siguiendo estas premisas, se pueden difundir todo tipo de mensajes.
A lo largo de su carrera, dos Santos se ha convertido en uno de los músicos africanos más populares. Masukkos ha compartido cartel con artistas de la talla de Peter Gabriel o Bob Geldof, ha participado en grandes festivales como el de Glastonbury o en conciertos como el celebrado en Londres contra la pobreza en 2005.

Pero el compromiso de este activista no acaba en el escenario. Los beneficios de sus discos contribuyen a financiar su otro gran proyecto, la ONG “Estamos”. Fundada en 1996, su labor se centra en los enfermos de SIDA. Uno de cada siete mozambiqueños, más de tres millones, padece la enfermedad y es el país donde ha dejado mayor número de huérfanos, 600.000.
Con el apoyo de la ONG Prosalus, ofrecen asistencia domiciliaria, cuidados básicos sanitarios, apoyo nutricional y acciones para prevenir la enfermedad. Su actuación incluye la mejora de la habitabilidad de las viviendas y del saneamiento. Incluso uno de sus proyectos, la construcción de letrinas que transforman el excremento humano en un potente fertilizante, le valió el Premio Ambiental Goldman, equivalente al Nóbel de la Ecología y los 1.500 dólares que lograron los invirtieron... en construir nuevas y más modernas letrinas para la comunidad.

Así es Feliciano dos Santos, “músico y ecologista” como a él le gusta que le cataloguen. Un hombre que nació pobre y que con mucho esfuerzo ha conseguido, haciendo lo que más le gusta -la música-, ayudar a su pueblo.
Estos días está por España presentando su labor y en las páginas web que hemos nombrado, se pueden hacer donaciones para su proyecto. Ya saben.

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