lunes, 9 de marzo de 2009

“Ya pagarán cuando encuentren trabajo”


Todos conocemos la nefasta situación económica en la que estamos. Las cosas se están apretando y, quien más y quien menos, ya hemos tenido que prescindir de muchos gastos. Pero existe mucha gente que ya ha superado esta etapa y se encuentra inmersa en una auténtica situación de desespero. Gente a la que ya no le llega ni para satisfacer sus necesidades básicas, entre ellas, por supuesto, la comida.

Los comedores de las instituciones benéficas y ONG´s ya no dan abasto. Más de un millón de personas acuden diariamente a sus instalaciones y los bancos de alimentos están saturados. A sus habituales “clientes”, inmigrantes y personas mayores sin ingresos, se han unido últimamente todo tipo de gentes, entre ellos familias enteras en las que todos sus miembros se han quedado en el paro y ya no les llega para comer un plato de caliente todos los días.
Muchos son los ciudadanos que, solidarizándose con ellos, ofrecen todo tipo de donaciones a estas instituciones, ya sean en metálico, aportando alimentos o dedicando unas horas de su tiempo para ayudar en lo que se pueda.

También existe otro tipo de gente solidaria que aumenta día a día. Son aquellos supermercados que facilitan a los pobres los alimentos que están a punto de caducar sin que estos tengan que hurgar en los contenedores llenos de desperdicios. O esos tenderos que fían alimentos básicos a sus clientes aun a sabiendas de que nunca, o por lo menos durante mucho tiempo, podrán saldar sus deudas. O los dueños de bares que prácticamente regalan bocadillos a los necesitados, cobrándoles muy por debajo del precio establecido. La frase que empleo en el título: “Ya pagarán cuando encuentren trabajo” se puede escuchar ya en más de una ocasión.
Auténticos “premios Nóbel” de la solidaridad que pasan desapercibidos en medio de la vorágine que se vive estos días.

Traemos a esta página hoy el ejemplo de una cadena de tabernas, Bocatín, que ha tomado la decisión de que todos los miércoles de este mes invitará a un par de montaditos y una bebida a aquellos que acrediten su situación de desempleo. "Basta con presentar la tarjeta del INEM" -explica la encargada-
La iniciativa se sufraga con la aportación de todos: los empleados contribuyen con las propinas de los miércoles, la central de la franquicia aporta el 60% y el 20% restante procede de los proveedores que se han sumado a la causa.

Indudablemente, la comida que reciben no es nada del otro mundo, pero para un parado, una comida gratis es un paso más para llegar a fin de mes. Dos pulguitas y un refresco son un condumio más bien escaso, pero suponen un aporte calórico nada desdeñable para aquellos que han visto cortados sus ingresos mientras las facturas asisten puntuales a su cita mes tras mes.
La mayoría de los que acuden son mujeres de entre 40 y 50 años (el tipo de colectivo que más difícil lo tiene para encontrar un puesto de trabajo), pero por la puerta entran todo tipo de gentes; "vienen algunas personas a las que cuesta imaginarse llevando una vida de estrecheces", comentan en la taberna.

Según su directora de marketing, Elena Álvarez, Bocatín no saca nada de esto. Simplemente desean contribuir con su granito de arena para con aquella gente que lo está pasando mal y que, dentro de un tiempo y cuando la situación haya cambiado, esos clientes que ahora son invitados, consigan un trabajo y vuelvan a sus instalaciones, esta vez, pagando.
Y de paso, están consiguiendo una publicidad que, al menos desde este blog, realizamos muy gustosos.

La solución a la crisis no está, por desgracia, en nuestras manos, pero si todos colaboramos (empresas y particulares) podremos aliviar un tanto la desesperación de los más necesitados.
Aunque sólo sea por puro egoísmo: puede que algún día, Dios no lo quiera, nos toque a nosotros pasar por este mal trago.

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