viernes, 6 de noviembre de 2009

El papel fotográfico renace en la era digital

Casi todo el mundo lo daba por desahuciado y eran pocos los que creían que tenía una mínima posibilidad de subsistir. La revolución digital había llegado y el máximo perjudicado era el papel fotográfico.

Bueno, miento. Realmente, todo lo relacionado con la fotografía analógica quedó “tocado de muerte” y, una buena parte, efectivamente, pasó a la historia. Buenos ejemplos de ello son las cámaras “de carrete” y, por consiguiente, los negativos y los, famosos en otro tiempo, “cuartos oscuros” donde se revelaban (por cierto, supongo que el que fabricaba las bombillas rojas habrá quebrado). Apenas queda un pequeño reducto de nostálgicos que continúan utilizando los carretes fotográficos, pero dado que se están dejando de fabricar, pronto no quedará ninguno.

Las cámaras digitales arrasaban con todo; sus ventajas eran innegables: se podían tirar todas las fotos que se quisiese sin temor al “sablazo” que nos pegarían luego en la tienda de fotografía, al momento se sabía (a través de la pantalla) si habíamos acertado con la foto o si teníamos que repetirla, podíamos reproducirla en la pantalla del ordenador, en el televisor, en el MP4 o donde nos diese la gana, las instantáneas sacadas las podíamos subir casi inmediatamente a Internet para enseñárselas a toda la familia, las fotos no ocupaban espacio en nuestras estanterías y, si teníamos necesidad, las podíamos llevar a papel en la pequeña impresora de casa. Todo eran ventajas.

Pero en la vida moderna todo cambia muy deprisa.
Pronto nos dimos cuenta que lo de imprimir las fotografías en casa... pues como que no: el papel fotográfico valía un dineral y era lo de menos si lo comparábamos con el coste que tenían las cartuchos de tinta. Aparte, la calidad dejaba muchísimo que desear.
Muchos pensaron entonces: ¿para qué imprimirlas si las podemos ver en una pantalla? Fue la época en que cuando llegabas a casa de unos amigos, se te caía el mundo encima cuando te proponían ver las fotos de su viaje de vacaciones. ¡Casi peor que si te enseñaran el video de su boda!

Con el tiempo, todos nos hemos dado cuenta de que las fotos, si no se imprimen, no las volvemos a ver. Resulta engorroso enchufar el ordenador para ver cuatro fotos, nunca encontramos el momento para poner el CD en el televisor y ni siquiera los, últimamente de moda, marcos digitales suplen la función de una buena fotografía a papel.
Es por ello que las tiendas y los laboratorios fotográficos (los que aun quedan abiertos) han visto como los clientes han vuelto a cruzar sus puertas. Indudablemente se ha avanzado mucho: ya no tendremos que volver a pagar por una foto borrosa o movida, pero donde esté una buena fotografía en papel que te recuerde a ese ser tan querido o ese momento tan maravilloso...

Sin embargo, no todo se resume en la comodidad; la calidad también importa. Los ingenieros se están devanando los sesos con tal de lograr que los soportes digitales sean capaces de imitar los logros alcanzados sobre el papel fotoquímico.

La fotografía tiene que reflejar fielmente el momento que inmortalizamos. Para ello, se tiene que lograr el éxito en tres niveles: la toma de la foto, su procesamiento y la plasmación en un soporte. Para los dos primeros pasos, la fotografía digital es insuperable. Sin embargo, para el tercero, el plasmar la fotografía en un soporte digital, aun le queda mucho. Existen multitud de aparatos para reproducir las fotografías (monitores, televisores, marcos digitales...) pero todos ellos emiten luz. De esa forma, difícilmente pueden lograr la cantidad de matices que quedan reflejados en el clásico papel fotográfico.

Recientemente, la empresa norteamericana Amazon ha presentado un nuevo Kindle especialmente preparado para leer la prensa digital. El Kindle, como ya conocen, no emite luz y, por lo tanto, pudiera parecer que éste sería el sustituto definitivo del papel fotográfico. Pues bien, aparte de que aun no hay modelos a todo color, la tinta electrónica del dispositivo sólo es capaz de mostrar imágenes en 16 tonos de gris. Si pensamos que el ojo humano es capaz de distinguir 16 millones de colores, nos daremos cuenta de lo lejos que estamos de poder ver las fotos de fin de curso de nuestros hijos en uno de estos aparatos.
Y no digamos ya los medios escritos que siempre han basado sus publicaciones en el material gráfico que incorporaban en ellas. ¿Se imaginan una publicación como el National Geographic en un Kindle?


Cuando se empezó a vender la música en CD´s, muchos auguraron el fin de los grandes LP´s. Hoy, los primeros desaparecen de forma vertiginosa mientras los LP´s están viviendo una segunda juventud. Tampoco sería de extrañar que el papel fotográfico sobreviviera al soporte digital. Tiempo al tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta la fotografía análoga revelar es lo máximo es ver nacer tu creación ......es muy emocionante ...