jueves, 2 de abril de 2009

G-20, la foto y poco más


Como ya sabrán todos ustedes, se está celebrando en Londres la reunión del denominado G-20, es decir, una reunión de los mandatarios de los países más ricos del planeta, junto con los de los países emergentes y algunos dirigentes de los organismos internacionales más significativos, para tratar de encontrar soluciones que nos saquen de la tremenda crisis económica en la que nos han metido. Las esperanzas de medio mundo, entre los que no me incluyo, están depositadas en esta cumbre.

Lo primero que se me ocurre pensar es el porqué de una reunión semestral de este grupo reducido de países en una capital mundial cuando ya existe un organismo que engloba a todos los países del mundo, la ONU, con una majestuosa sede fija en Nueva York y varias alrededor del mundo. ¿Acaso esta crisis no afecta a todo el planeta? Entonces, ¿por qué se excluye al 90% de los países de la reunión?
Otro tema, ¿por qué gastarse una (o varias) millonadas en este sarao (desplazamientos, hoteles, seguridad, banquetes, asesores, seguimiento informativo...) en estos tiempos de crisis cuando ya existen delegaciones permanentes de todos los países en la sede central de la ONU?
Y la última pregunta, ¿para qué van a Londres? ¿Para arreglar la crisis o para hacerse una foto? Mucho me temo que para lo segundo. Me explico.
Varios medios de comunicación han estado echando números y sus conclusiones son sorprendentes: La sesión de hoy se ha celebrado desde las 7:30 horas de la mañana ( a algunos les habrá costado levantarse) hasta las 15:30 horas. Es decir, apenas ocho horas de reunión, ó 480 minutos. Pues bien, saquen una calculadora y empiecen a restar: la llegada de los mandatarios ha consumido casi 55 minutos (es decir, el último ha llegado casi una hora tarde), 90 minutos han tardado en desayunar (para que luego nos quejemos de que los capataces de la construcción tardan 45 minutos en desayunar) y la “foto de familia” ha costado de hacer ¡155 minutos! (supongo que todos se querían poner al lado de Obama y no junto a Berlusconi). Total, que entre pitos y flautas se han comido la mitad del tiempo y sólo les han quedado cuatro horas para “arreglar“ el mundo.

Volvamos a usar la calculadora: esos 240 minutos los deben de haber usado para, en turnos equitativos, proponer medidas para acabar con la crisis. Si tenemos en cuenta que han asistido 30 representantes a la reunión, cada uno ha dispuesto de 8 minutos para convencer al resto del auditorio de las medidas a aplicar. Ya sé que es una maldad, pero me imagino a Zapatero (al que le tienen que traducir hasta el saludo) hacer gala de su rapidez habitual para los discursos (el “entrecortado” le llaman las malas lenguas) y tener tiempo en su intervención... de dar los buenos días y agradecer su presencia en la cumbre. ¡Y aun le habrá faltado tiempo!
Realmente, en la reunión del G-20, han aprobado medidas para dotar al FMI (Fondo Monetario Internacional) de ¡medio billón de dólares adicionales!, aumentado la capacidad de préstamos del BM (Banco Mundial) de 200.000 a 300.000 millones para los próximos dos años, transformado el FSF (Foro de Estabilidad Financiera) en el "gendarme mundial” de los mercados y las instituciones financieras y apremiado a la OMC (Organización Mundial del Comercio) para que intensifique sus reuniones y puedan cerrar un acuerdo de la, ya famosa, Ronda de Doha.
Como pueden comprobar, aumento del gasto público y de la burocracia administrativa.
¿Y todo esto lo han acordado en cuatro horas? Por supuesto que no. Este tipo de cumbres se preparan con anterioridad en reuniones maratonianas, donde los asesores de los distintos gobiernos acercan posturas y alcanzan acuerdos que hoy rubrican los jefes de estado.
¿Para echar una firmilla y hacerse una foto hacía falta todo este montaje?

Por cierto, ¿dónde has dejado a Sonsoles, José Luis?

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