O por lo menos, así nos lo hace saber Jeff Green, vicepresidente de desarrollo de producto de McAfee, la conocida compañía de seguridad informática.
Según él, los correos electrónicos no deseados, conocidos popularmente como "spam", producen una cantidad de emisiones de efecto invernadero equivalente a la originada por ¡3,1 millones de vehículos!
En un estudio que acaban de publicar, titulado “La huella de carbono del spam” afirman que el envío de correos no deseados a los ordenadores de todo el mundo supone un gasto energético de 33.000 millones de kilovatios por hora (KWh) a lo largo de todo un año, una cantidad de electricidad que podría abastecer a 2,4 millones de hogares.
Ya conocemos todos que el negocio de estos individuos (los “spammers”) consiste en el envío masivo de publicidad no deseada. Hagamos un pequeño cálculo: supongamos que un 1% de los receptores de estos correos, los abre. Supongamos también que de ellos, un 1% compra el producto anunciado. O sea, que de cada 10.000 correos encuentran un comprador. Enviando 1 millón de correos, obtendrán cien compradores. ¿Qué o quién les impide enviar 10 millones para obtener más compradores? ¿o 100? Multiplíquenlo por la cantidad de “spammers” que pululan por el mundo y empezarán a comprender la dimensión del problema. Y esto todos los días del año y todas las horas del día.
Indudablemente, el problema desaparecería si nadie les hiciese caso, pero esto es entrar en el terreno de la ciencia ficción. Y permítanme que me muestre un tanto pesimista con las soluciones tecnológicas que proponen las empresas de seguridad informática: los indeseables “spammers” siempre encuentran un recoveco para continuar inundando nuestra bandeja de entrada.
¡Hombre! Si la constatación de que los “spam” provocan el “calentamiento global” provoca el endurecimiento de las penas a los que puedan coger... bienvenida sea. Y cuando los cojan, a mi que me devuelvan (en metálico, a ser posible) el tiempo que me hacen perder todos los días.
Aunque, en el fondo, lo que creo que intentan desde McAfee es apuntarse al “negocio del ecologismo”. Será que soy muy malpensado.
Según él, los correos electrónicos no deseados, conocidos popularmente como "spam", producen una cantidad de emisiones de efecto invernadero equivalente a la originada por ¡3,1 millones de vehículos!
En un estudio que acaban de publicar, titulado “La huella de carbono del spam” afirman que el envío de correos no deseados a los ordenadores de todo el mundo supone un gasto energético de 33.000 millones de kilovatios por hora (KWh) a lo largo de todo un año, una cantidad de electricidad que podría abastecer a 2,4 millones de hogares.
Y total... para lo que sirven, pues afirman que el 80% de este tipo de correos termina siendo ignorado y borrado por los internautas (creo que se quedan bastante cortos con el cálculo, aunque, también es verdad que existen muchos incautos que todavía los abren).
Destacan la necesidad de parar el spam "desde sus propios orígenes" y a través del desarrollo de mejores sistemas de defensa, entre los que destacan, como no, los filtros “anti-spam” que desarrolla su empresa.
Destacan la necesidad de parar el spam "desde sus propios orígenes" y a través del desarrollo de mejores sistemas de defensa, entre los que destacan, como no, los filtros “anti-spam” que desarrolla su empresa.
Ya conocemos todos que el negocio de estos individuos (los “spammers”) consiste en el envío masivo de publicidad no deseada. Hagamos un pequeño cálculo: supongamos que un 1% de los receptores de estos correos, los abre. Supongamos también que de ellos, un 1% compra el producto anunciado. O sea, que de cada 10.000 correos encuentran un comprador. Enviando 1 millón de correos, obtendrán cien compradores. ¿Qué o quién les impide enviar 10 millones para obtener más compradores? ¿o 100? Multiplíquenlo por la cantidad de “spammers” que pululan por el mundo y empezarán a comprender la dimensión del problema. Y esto todos los días del año y todas las horas del día.
Indudablemente, el problema desaparecería si nadie les hiciese caso, pero esto es entrar en el terreno de la ciencia ficción. Y permítanme que me muestre un tanto pesimista con las soluciones tecnológicas que proponen las empresas de seguridad informática: los indeseables “spammers” siempre encuentran un recoveco para continuar inundando nuestra bandeja de entrada.
¡Hombre! Si la constatación de que los “spam” provocan el “calentamiento global” provoca el endurecimiento de las penas a los que puedan coger... bienvenida sea. Y cuando los cojan, a mi que me devuelvan (en metálico, a ser posible) el tiempo que me hacen perder todos los días.
Aunque, en el fondo, lo que creo que intentan desde McAfee es apuntarse al “negocio del ecologismo”. Será que soy muy malpensado.
1 comentario:
El spam publicitario es lo mejor para salvar el planeta, porque si no se envia el spam, entonces no nos queda mas que volver al pasado y hacer publicidad en papel y el papel se hace de los arboles, entonces se necesitarian mas arboles para poder hacer nuestra publicidad en volantes y entregarlo a nuestros clientes
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