Ya conocen la terrible desgracia acaecida durante el fin de semana pasado en el sureste asiático tras el paso del ciclón Sidr y que afectó, sobre todo a Bangladesh.
Hasta el momento se han contabilizado 4.000 muertos, miles de heridos y ha dejado sin hogar a 300.000 familias, aunque, por desgracia, todavía no se ha llegado a todas las zonas afectadas y se teme que la cifra de muertos pueda llegar a los 10.000.
El país, que tiene 147 millones de habitantes, es uno de los más pobres del mundo y se calcula que el 40% de la población vive con menos de 1 dólar al día, o sea, en una situación de extrema pobreza.
Si ya eran de los más pobres imaginen lo que les espera a partir de ahora ya que el ciclón ha destrozado carreteras, redes de electricidad, cientos de miles de hogares, ha matado ganado y ha echado a perder más del 50% de las cosechas, llegando en algunas regiones hasta el 95%.
Se cree que más de siete millones de personas están pasando hambre ahora y la cifra se disparará en las próximas semanas y meses.
La ayuda internacional ya les está llegando, aunque, como se suele decir, toda ayuda es poca. Aparte de subsanar las carencias inmediatas de alimentos, alojamiento, medicinas, etc. Bangladesh necesitará que lo ayuden durante muchos años los países desarrollados para que de una vez por todas puedan abandonar la extrema pobreza en la que viven.
Las ayudas más inmediatas se están canalizando a través de ONG como Oxfam, Caritas, Cruz Roja… bueno, por las de siempre, por las que conocemos todos.
A rascarse el bolsillo tocan.
- De pequeñito, en el colegio hacíamos competición para ver quien recaudaba más dinero para el Domund.
- ¿Y ganaste alguna vez, Paco?
- Que va, era imposible. Siempre ganaba Juanlu. Partía con una enorme ventaja: entre tíos paternos y maternos sumaba 22 y todos le compraban el banderín de los cinco duros. Aparte su padre trabajaba en el mercado y en todos los puestos colgaban globitos que él les había vendido. Así cualquiera.
Hasta el momento se han contabilizado 4.000 muertos, miles de heridos y ha dejado sin hogar a 300.000 familias, aunque, por desgracia, todavía no se ha llegado a todas las zonas afectadas y se teme que la cifra de muertos pueda llegar a los 10.000.
El país, que tiene 147 millones de habitantes, es uno de los más pobres del mundo y se calcula que el 40% de la población vive con menos de 1 dólar al día, o sea, en una situación de extrema pobreza.
Si ya eran de los más pobres imaginen lo que les espera a partir de ahora ya que el ciclón ha destrozado carreteras, redes de electricidad, cientos de miles de hogares, ha matado ganado y ha echado a perder más del 50% de las cosechas, llegando en algunas regiones hasta el 95%.
Se cree que más de siete millones de personas están pasando hambre ahora y la cifra se disparará en las próximas semanas y meses.
La ayuda internacional ya les está llegando, aunque, como se suele decir, toda ayuda es poca. Aparte de subsanar las carencias inmediatas de alimentos, alojamiento, medicinas, etc. Bangladesh necesitará que lo ayuden durante muchos años los países desarrollados para que de una vez por todas puedan abandonar la extrema pobreza en la que viven.
Las ayudas más inmediatas se están canalizando a través de ONG como Oxfam, Caritas, Cruz Roja… bueno, por las de siempre, por las que conocemos todos.
A rascarse el bolsillo tocan.
- De pequeñito, en el colegio hacíamos competición para ver quien recaudaba más dinero para el Domund.
- ¿Y ganaste alguna vez, Paco?
- Que va, era imposible. Siempre ganaba Juanlu. Partía con una enorme ventaja: entre tíos paternos y maternos sumaba 22 y todos le compraban el banderín de los cinco duros. Aparte su padre trabajaba en el mercado y en todos los puestos colgaban globitos que él les había vendido. Así cualquiera.
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