martes, 11 de marzo de 2008

MP3 Y RAYOS T


No se asusten. No es que los famosos MP3 suelten un tipo de rayos raros que sean perjudiciales para la salud. Simplemente se trata de una mera coincidencia, porque tanto los unos como los otros, son noticia hoy.
Por una parte, los MP3 están de cumpleaños. Hace diez años, en marzo de 1998 salían al mercado unos aparatitos de la firma coreana Saehan Information Systems que eran capaces de reproducir ficheros MP3.
Con un tamaño de 91 x 70 x 166 milímetros (aproximadamente tres veces los de ahora) disponía de una pequeña pantalla LCD monocromo que intentaba informar de lo que se estaba escuchando en ese momento. Aunque, realmente no hacía mucha falta, ya que disponía de una capacidad de 32 megas, apenas suficiente para 8 ó 10 canciones no muy largas. Por lo tanto, se podían memorizar perfectamente.
Se anunciaba como un reproductor “más pequeño que un disquete” y su precio era de ¡250 dólares de la época! Todo un lujo para unos pocos.
¡Cómo corre el mundo! ¿No les parece a ustedes como si el MP3 estuviese con nosotros desde siempre? Ocurre como con el teléfono móvil. ¿Recuerdan aquellos lejanos tiempos en que no disponíamos de ellos? Pues no son mucho más viejos que el MP3.

El otro aparato que nos ha llamado la atención son unas cámaras capaces de captar rayos T.
¿Y qué son estos rayos T?
Pues parece ser que los rayos T son la radiación que todos los objetos emiten con una longitud de onda que varía entre un milímetro y 100 micrómetros. Este tipo de energía tiene la peculiaridad de atravesar prácticamente cualquier material excepto el metal y el agua. Como cada objeto o compuesto tiene una longitud de onda distinta, las cámaras pueden detectar todo tipo de materiales, incluso explosivos plásticos o drogas camufladas entre otras sustancias de apariencia similar o bajo un doble fondo.
Como habrán podido adivinar, esta cámara, que puede pasar como una cámara de seguridad convencional y que no emite ningún tipo de radiación, estará destinada especialmente a aeropuertos, estaciones de tren, autobús o metro, grandes espectáculos que provoquen mucha aglomeración de público, organismos oficiales... En fin, un mercado enorme.
Buen invento, ya que la cámara podrá detectar desde 25 metros de distancia drogas, armas o explosivos, sin que los malhechores se den cuenta que los están observando. Se podrá viajar o asistir a espectáculos con mucha más seguridad que en la actualidad y sin tener que sufrir registros o cacheos desagradables. A partir de ahora, que se preocupen los “malos”.
Y, tranquilos, el sistema no revela nunca detalles de la anatomía del sujeto, sólo de los materiales que lleva encima. No hace falta que escondan la barriga y saquen pecho, que el policía que está detrás de la pantalla no los está observando como sus madres los trajeron al mundo. Que no cunda el pánico.

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