domingo, 27 de abril de 2008

Adobe, regreso al pasado


Nos ha tocado vivir en un mundo alocado, donde lo que impera son las prisas, el estrés, las innovaciones tecnológicas... una vida donde pocas veces logramos saborear las cosas buenas.
Sin embargo, en algunas ocasiones hay que detenerse y echar la vista atrás, porque muchas de las cosas que catalogamos como obsoletas, en realidad no lo son.
Me voy a referir más concretamente al mundo de la construcción. Diariamente conocemos adelantos en las técnicas constructivas que emplean materiales ultramodernos salidos de institutos tecnológicos de vanguardia. Sin embargo, ¿son mejores que los que teníamos antes?

En Gotarrendura, provincia de Ávila, están recuperando un material considerado como “el hermano pobre” del ladrillo: el adobe. El pueblo, de apenas 200 habitantes, está construyendo las primeras casas de protección oficial de su historia y han decidido construirlas empleando este material.
Anteriormente ya lo habían usado para reconstruir un antiguo palomar de cinco siglos de antigüedad, para el museo etnográfico y para la rehabilitación de un albergue de peregrinos. Ahora es la primera vez que se usará en la construcción de viviendas.

¿Ventajas? Prácticamente todas. Para empezar es un perfecto aislante térmico y acústico. Material ecológico 100 % (tierra, agua y paja), no genera costes en transporte ni incurre en gastos energéticos durante su fabricación. No genera residuos y su colocación es muy rápida, ya que su tamaño casi dobla al del común ladrillo. Para finalizar, su precio es mucho más barato, ya que un par de personas, con un simple molde de madera (adobera) pueden construir más de un millar de bloques en una sola jornada. El único inconveniente es que hay muy pocas empresas que sepan trabajarlo y, si lo hacen, se dedican al sector del lujo.
Está claro que no lo vamos a usar para construir edificios de ocho plantas, pero si tienen ocasión de hacerlo con alguna construcción más pequeña, creo que es el momento de echar la vista atrás y emplear los materiales que utilizaban nuestros antepasados.

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