Ya hace cuatro años que sobre el gobierno de Zapatero pendía una bomba de relojería y es ahora cuando el reloj está a punto de explosionarla. Me refiero al polémico trasvase del Ebro.
En las anteriores elecciones generales, sabedor como era el Partido Socialista de que lo tenía muy difícil para ganar, no repararon en ofrecer al electorado promesas de difícil realización. Entre ellas estaban (¿lo recuerdan?) el abandono de nuestras tropas de Irak, (que después no tuvo más remedio que cumplir enemistándonos con medio mundo), la derogación de la ley de educación que había aprobado el gobierno del Partido Popular (tuvieron que hacer, con prisas, una propia que, cuatro años después, aún no funciona al 100%) y la liquidación del Plan Hidrológico Nacional.
Esta última decisión tenía un marcado carácter político, como ya se dijo entonces y ahora se demuestra. Estos días ha saltado la espoleta de la bomba: Cataluña vive una época de sequía y, ante la falta de suministro para consumo humano, no han tenido más remedio que autorizar las obras del trasvase desde la desembocadura del Ebro a la ciudad de Barcelona.
Una “aportación puntual de aguas sobrantes de los regantes del Delta del Ebro” como nos lo quieren disfrazar. ¿Y qué creen que es un trasvase? ¿Desviar el curso de un río para siempre?
Hace cuatro años, dejaron sin esperanzas de progreso a cuatro regiones (Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucia) necesitadas de agua. Ahora no tienen más remedio que autorizar un trasvase a la primera región (el partido socialista catalán es clave para la gobernabilidad del país). La pregunta es ¿cuánto tardarán en autorizar el trasvase hacia el sur? ¿Cuánto más se tienen que enemistar las regiones españolas entre sí para que este gobierno dé su brazo a torcer?
Derogaron un plan que contemplaba inversiones millonarias en infraestructuras para la utilización del agua en Aragón. ¿Han hecho algo allí? Los aragoneses podrán contestar, pero me parece que su respuesta no será muy favorable al gobierno.
A cambio del trasvase proponían construir innumerables desaladoras en la costa mediterránea para paliar la escasez de agua. ¿Se imaginan una de las joyas del país (y una de nuestras principales fuentes de ingresos por turismo) como son las costas que baña el Mediterráneo repletas de desaladoras? ¿Y qué hacemos con el CO2 que emiten? ¿Y con la salmuera? ¿La vendemos como souvenir?
Fue una decisión política que les reportó los frutos que esperaban. Las circunstancias han cambiado, han ganado las siguientes elecciones y ha llegado la hora de cambiar. Rectificar es de sabios y al Partido Socialista ya no le quitaría votos el tema; más bien le proporcionaría nuevos.
La forma de “venderlo” sería muy sencilla: “al mismo tiempo que se ejecutan las obras para llevar el agua hasta Barcelona, vamos a ejecutar otras que puedan llevar el agua hacia el sur. Pero las “aportaciones puntuales de agua” no se harán como quería hacerlas el PP (1.000 hectómetros anuales) sino que sólo se efectuarán en el caso de que hayan excedentes. Unas veces serán 0 hectómetros y otras 2.000. Las regiones que reciban el agua deberán pagar por ella y, con ese dinero, financiaremos las diversas obras que la Comunidad de Aragón necesita.”
Así de fácil. Y que no se preocupen por los votos; si alguien deja de votarles ¿creen que votarán al PP que quiere hacer lo mismo? Pero a cambio, conseguirán aumentarlos en las regiones de Valencia y Murcia, donde no van precisamente sobrados de ellos.
Así de fácil. Y que no se preocupen por los votos; si alguien deja de votarles ¿creen que votarán al PP que quiere hacer lo mismo? Pero a cambio, conseguirán aumentarlos en las regiones de Valencia y Murcia, donde no van precisamente sobrados de ellos.
Háganlo, porque la bomba del trasvase a Cataluña está a punto de explotar y después, la gente ya no tragará con las razones “ecológicas”. Lo que empiezan a pensar es que se quiere hundir a unas regiones y se preguntarán: la siguiente en caer ¿será la mía?
(Por cierto, esto se parece tanto a lo de OTAN de entrada NO...)
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