viernes, 18 de abril de 2008

Las ballenas se lo agradecerán


¡Hombre! Es que lo que hacen es delito – me podrán decir ustedes -.
Ya lo sé. Pero si hubiese algún delito que se pudiese perdonar, sin duda yo elegiría este.
¿De qué estoy hablando?
Pues me refiero a la campaña que ha llevado a cabo el grupo ecologista Sea Shepherd en aguas de la Antártida en contra de la caza, casi indiscriminada, de cetáceos por parte de los barcos balleneros japoneses.
La flota nipona tenía previsto cazar nada menos que 900 ballenas (que era lo que tenían permitido) y se ha tenido que conformar con matar a “sólo” 551. La causa de esta disminución han sido los numerosos actos de sabotaje que ha ejercido el grupo ecologista contra la misión ballenera.

Yo, perdonen mi ignorancia, es que no lo entiendo. Se les permite cazar a los japoneses 900 ballenas anuales para supuestos programas de investigación científica. ¿En serio que la Comisión Ballenera Internacional, que es quien lo autoriza, se cree esta excusa? ¿Pero qué carajo investigan con tanta ballena? ¿La forma de matarlas más rápido?
Nada menos que en los últimos años 20 años, los japoneses han matado a 7.000 ballenas. ¡Qué vergüenza!

Ellos dicen que la caza de ballenas es una tradición cultural. También lo era para los romanos el echar a los cristianos como carnaza a los leones en el circo. Afortunadamente para los cristianos, los emperadores romanos desaparecieron. Esperemos que para que se salven las ballenas no tengan que desaparecer los japoneses.

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