Eran alrededor de las once de la mañana del pasado sábado. El lugar, un polideportivo municipal atestado de niños celebrando las habituales competiciones deportivas del fin de semana. Un par de mujeres, que ya habían dejado atrás hacía tiempo la barrera de los cuarenta años, se sientan en un banco al borde de un campo de fútbol. Entre risas, y a pesar de que está prohibido fumar en las instalaciones deportivas, sacan un pitillo y lo encienden. Al poco, observo con curiosidad cómo empiezan a pasárselo dándole profundas caladas. Fijándome un poco más, veo que el pitillo carece de boquilla. Efectivamente, se trata de un “cigarrillo de la risa”.
La gente hace lo que le viene en gana. Los conductores se saltan los semáforos, nadie utiliza los intermitentes ni cede el paso, los vehículos trucados atronan las calles, los coches aparcan en los pasos de los minusválidos y los moteros corren por las aceras como si fueran un circuito. Los manteros trabajan para las mafias y el menudeo de drogas es cotidiano (y no relaciono estos dos sectores sin motivo). Los fumadores encienden su letal mercancía en cualquier parte, los dueños de canes llenan las aceras de heces y los jóvenes arrasan el centro todos los fines de semana. Las calles se llenan de graffiti, orines y cristales rotos y el mobiliario urbano se destroza y se quema como si fueran vulgares fallas. Y nadie tiene responsabilidad en nada, o al menos eso creen.
La misma curiosidad que sentí yo la tuvieron un grupo de chavales que esperaban a que terminase el partido para empezar el suyo. Cuchicheaban, reían y señalaban disimuladamente hacia el banco ocupado por las dos señoras. Ellos también se habían dado cuenta de la naturaleza del “cigarrillo”.
No voy a ser tan mojigato como para escandalizarme porque un par de mujeres adultas se fumen un porro, pero ni era el lugar (por ley está prohibido fumar en las instalaciones deportivas municipales) ni era el momento (rodeadas de niños que participan en competiciones deportivas). El ejemplo es deplorable y su falta de conducta cívica, alarmante.
No voy a ser tan mojigato como para escandalizarme porque un par de mujeres adultas se fumen un porro, pero ni era el lugar (por ley está prohibido fumar en las instalaciones deportivas municipales) ni era el momento (rodeadas de niños que participan en competiciones deportivas). El ejemplo es deplorable y su falta de conducta cívica, alarmante.
Fiesta universitaria en un recinto descubierto perteneciente a la universidad local. Tarde de risas y concursos de todo tipo, de compañerismo y camaradería. Concurso de paellas y bebida a raudales. Todo “buen rollo”.
Al caer la tarde, finaliza el “sarao” y empieza el problema. Gritos, vomitonas, urgencias urinarias, carreras de motos y coches con pilotos altamente intoxicados por el alcohol y quien sabe por que más... Y todo ello por el centro de una ciudad que está acabando la jornada laboral.
No son chavales de trece o catorce años que cogen su primera borrachera y actúan en consecuencia. Son jóvenes universitarios de entre veinte y veinticinco años, curtidos en estas lides, el “futuro intelectual” de la nación, con una falta de conducta cívica estremecedora.
Al caer la tarde, finaliza el “sarao” y empieza el problema. Gritos, vomitonas, urgencias urinarias, carreras de motos y coches con pilotos altamente intoxicados por el alcohol y quien sabe por que más... Y todo ello por el centro de una ciudad que está acabando la jornada laboral.
No son chavales de trece o catorce años que cogen su primera borrachera y actúan en consecuencia. Son jóvenes universitarios de entre veinte y veinticinco años, curtidos en estas lides, el “futuro intelectual” de la nación, con una falta de conducta cívica estremecedora.
Son sólo dos ejemplos (bastante “suaves”) de la sociedad en la que nos toca vivir. Una sociedad marcada por el egoísmo y la falta de valores, por mucho que todos nos empeñemos en afirmar lo contrario. Una legión de ciudadanos que parece que ignoran completamente cuales son sus deberes y responsabilidades, y cuales sus derechos.
La gente hace lo que le viene en gana. Los conductores se saltan los semáforos, nadie utiliza los intermitentes ni cede el paso, los vehículos trucados atronan las calles, los coches aparcan en los pasos de los minusválidos y los moteros corren por las aceras como si fueran un circuito. Los manteros trabajan para las mafias y el menudeo de drogas es cotidiano (y no relaciono estos dos sectores sin motivo). Los fumadores encienden su letal mercancía en cualquier parte, los dueños de canes llenan las aceras de heces y los jóvenes arrasan el centro todos los fines de semana. Las calles se llenan de graffiti, orines y cristales rotos y el mobiliario urbano se destroza y se quema como si fueran vulgares fallas. Y nadie tiene responsabilidad en nada, o al menos eso creen.
Y lo peor de todo es que, a los que nos preocupamos por no cometer todo este tipo de aberraciones, cada vez nos parece más normal que ocurran. Entre todos hemos convertido lo anormal, lo incívico, lo irresponsable, lo lesivo, lo tóxico, lo peligroso, en norma. Y de eso tenemos la culpa todos. Pero, sobre todo, las autoridades competentes que deberían hacer cumplir las leyes y no hacer la vista gorda o mirar hacia otro lado.
¿Cuándo nos daremos cuenta de que con esta falta de conducta cívica se vive peor? Tomemos cartas en el asunto. Prediquemos con el ejemplo y enseñemos a nuestros hijos, hermanos o amigos el cumplimiento de los valores cívicos, mientras exigimos a las autoridades que apliquen las leyes vigentes.
Sólo con el respeto hacia los demás, esta sociedad no terminará siendo un lobo para la propia sociedad.
Sólo con el respeto hacia los demás, esta sociedad no terminará siendo un lobo para la propia sociedad.
2 comentarios:
¿Y por que no hablas del incivismo institucional de los falleros en Valencia? No solo ensucian, cortan el trafico y los garajes o montan verbenas en dias laborables hasta las 3AM en Marzo.Lo hacen varias veces al año y lo llaman "semana cultural".Pero como son un ingreso para el ayuntamiento de Rita Barberá* y la iglesia....
* la misma que multa por tirar un petardo de dia por celebrar la sida de los novios en una boda ,siendo tradicion,por edicto.
Este blog huele a PP (y que conste que el PSOE es el mismo perro con distinto collar)
¿Y tú, a qué hueles? Para dar "peso" a tu comentario, enarbolas "PP (¿derecha?) e Iglesia, luego, para dejar patente que eres "ecuanimequidistanteparaguai", intentas de puntillas equilibrar con una "medida" en el otro plato de la balanza. Bonita sobrecompensación. ¿Has considerado solicitar ayuda especializada para tus desequilibrios? ¿O es sencillamente una simple intoxicación de sectarismo y pereza intelectual? Sí crees que, gobernase PP, PSOE, IU o, a las alturas en que escribo esto, PODEMOS, iba a cambiar el incivismo que denuncias de los falleros, vives en esa Arcadia feliz en que toda la “izquierda” reposa sobre colchones de esa superioridad moral que os arrogáis y que no tenéis.
No voy a entrar en lo que se debe asumir como "carga a soportar" respecto a las molestias que las celebraciones populares tradicionales causen, pues a mí también me joden y considero (personalmente) que a determinadas horas, sólo quedan MOLESTANDO justo a los que la tradición sólo les sirve para justificar sus instintos primarios, pero sí que, por no convertir esto en una jaula de grillos o asamblea permanente, a los que nos jode, debemos hacer un esfuerzo y soportar las temporadas oficiales de tolerancia al "incivismo", pero ojo, ese, no el que en el artículo se denuncia y que personalmente amplío y aumento la gravedad del acto, cuando se trata simplemente de destrozo de material urbano o instalaciones de uso público. Puede que me haya quedado un poco incongruente o farragoso, pero lamentablemente por tiempo, no soy capaz en este momento de expresarlo mejor.
Resumo. ¿Tú quieres hablar de incivismo o de lo que te revuelve las tripas lo que tu catalogas como "derecha", "franquismo" (otro ladrillazo al sentido común) o "facha" (el fascismo, querido, nació a la izquierda, aunque te sorprenda leerlo)? Por cierto, si es verdad lo del petardo en las bodas y no esconde alguna particularidad como a veces ocurre y no decimos..., ahí sí estoy contigo en la ecuanimidad a la hora de multar, sancionar, condenar.
Seis años son muchos entre un comentario y una respuesta, pero si no miramos la fecha, el hilo tiene vigencia.
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