miércoles, 9 de abril de 2008

Y la novia va de verde


O el novio. O ambos. Bueno, no se crean todo lo que escribo porque literalmente no es así. Pero casi. Y para los que las pillan a la primera, no, no voy a hablar de Fiona, la novia de Shrek.

Ya hace tiempo que quería hablar de las incongruencias y los despilfarros que se suceden en el momento de celebrarse una boda. Ya sé que es un día muy importante para los novios y para todos sus familiares y que todos quieren que salga un día redondo; que sólo pasa una vez en la vida (bueno, eso era antes) y que no hay que reparar en gastos para que todo salga como debe ser. Pero los derroches que se cometen son dignos de analizar por un buen psicoanalista.
A ver si a ustedes también les ha pasado. ¿No han ido nunca a una boda en la que los novios son de una misma localidad y la ceremonia se celebra en una capilla a 15 kilómetros hacia el este y el convite a 15 hacia el oeste? ¿Cuántas veces se han podido terminar la comida que les han sacado? El vestido de novia, ¿lo han usado alguna otra vez?

En el Reino Unido se están poniendo de moda las denominadas bodas verdes, éticas o sostenibles. ¿En qué consisten? Pues son pequeñas ideas para conseguir que ese día tan señalado no suponga un verdadero atentado contra la naturaleza.
Empezando por el vestido de novia, proponen acudir a tiendas de segunda mano, diseñar uno mismo el vestido o que tengan una segunda utilidad como convertirse en trajes de cóctel, bañadores, bolsos o colchas de cama. El anillo puede ser también de oro reciclado.
Una buena idea es la de intentar suprimir los fastuosos tarjetones que se envían a centenares antes de una boda. Teniendo teléfono o correo electrónico no hace falta más. Y en el caso de tenerlo que enviar, proponen que se incluya una semilla que los invitados puedan plantar y, años más tarde, recordar el enlace.
Otra buena idea es la de celebrar el convite con un menú vegetariano. Es un poco radical, ya lo sé, pero a cambio, sí que se podría celebrar con productos de la zona, para así evitar transportes de mercancías.
Y hablando de transportes, nada mejor que celebrar la boda y el convite en un lugar cercano y no muy separados el uno del otro. Los invitados pueden acudir a pié o en transporte público y los novios pueden efectuar su aparición estelar a pié, montados en un carro de caballos o, si son muy atrevidos, en bicicletas.

Está claro que todas estas propuestas son un poco difíciles de llevar a cabo. Lo más interesante de estas iniciativas es que sirven para concienciar a la gente.
Y es que, tanto en una boda como en cualquier otra circunstancia, si nos lo planteamos y mantenemos una conducta responsable, podemos evitarle muchos problemas medioambientales al planeta.

2 comentarios:

Silvia Galíndez dijo...

Es cierto, se puede economizar en gastos. De hecho, cuando me casé, tratamos de hacerlo sencillo. Pero lo cierto es,que nunca te vas a olvidar de ese día, y no es por el baile carioca =), sino por su significado. Nunca me voy a borrar de mi mente, el hecho de llegar a la iglesia y que mi esposo volteará su cabeza para verme, y a los dos se nos empañaran los ojitos. Ese tipo de imágenes quedan selladas de por vida tu corazón.

Sermau dijo...

Muchas gracia por tu comentario. Tienes razón en que es un día inolvidable. Y como decía en el post sólo pasa una vez en la vida, o si pasa más veces, la primera es la que se recuerda con más cariño.
Saludos.