martes, 10 de junio de 2008

Turismo en el Cañón del Colca, Perú


A través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) se está poniendo en marcha una iniciativa que pretende aliviar, al menos en parte, la extrema pobreza que sufre la región del Cañón del Colca, en Perú.
Gracias a la iniciativa de la AECID, se han rehabilitado las iglesias de los pueblos de esta región y se disponen a rehabilitar 27 casas para potenciar el incipiente turismo rural que vive esta región.

Por 20 dólares diarios, los turistas aprenden técnicas agrícolas, de pesca y pastoreo y disfrutan de excursiones que incluyen la práctica de deportes de aventura como rafting, ciclismo de montaña y senderismo.
“Lo que hacemos es recibir a los visitantes, les ofrecemos cama, desayuno, almuerzo y cena. Comen igualito a nosotros” afirma uno de los beneficiarios que, a sus 73 años, ha convertido su humilde morada en posada.
El Cañón del Colca tiene casi 100 kilómetros de longitud y una profundidad de 3.400 metros.

La historia de esta región es muy rica culturalmente: la etnia originaria del Cañón del Colca eran los Cabanas y en el año 900 llegaron desde el altiplano de Puno, al sur del Perú y desde Bolivia los Collahuas, que ocuparon las partes altas del cañón ya que estaban más acostumbrados al frío y a las grandes altitudes.
Los Incas los invadieron en el siglo XV y les impusieron su sistema administrativo y la lengua Quechua. Posteriormente, con los españoles llegaron los Franciscanos y se constituyeron los actuales 17 municipios del cañón, cada uno con su propia iglesia.
Como curiosidad, reseñar que fueron los Franciscanos los que les hicieron cambiar la costumbre de deformarse la cabeza con tablas que les presionaban los cráneos y, como alternativa, les colocaron los característicos sombreros bordados y de tela encolada que hoy inundan de color y originalidad a los pobladores.

Entre los diferentes atractivos de la zona destaca una sucesión de pequeñas iglesias de estilo barroco y neoclásico, construidas en los siglos XVII y XVIII. También son de destacar las terrazas de cultivo esculpidas en las paredes del cañón así como el vuelo majestuoso del mítico cóndor andino, que tiene en el Cañón del Colca su hábitat natural.

Es una buena iniciativa para intentar desarrollar una de las regiones más pobres del planeta (500 dólares de renta per capita). Siempre se ha dicho que si a un hambriento le das un pez, le quitas el hambre por un día, pero que si le enseñas a pescar, le quitarás el hambre para siempre. Hoy en día, los pescados se han transformado en turistas y las cañas de pescar en posadas y casas rurales.
Por otra parte, ha quedado ampliamente demostrado que las subvenciones y las ayudas humanitarias tienen poca incidencia para los necesitados, ya que en la mayoría de las ocasiones quedan estancadas en los burocráticos despachos de los mandatarios o en el gasto logístico que supone llevar la ayuda a esos países.
Los turistas de los países occidentales están ávidos de nuevas experiencias y ya no se conforman con pasar sus vacaciones en los mismos lugares de siempre. Hay que adaptarse a los tiempos que corren y aprovechar estas circunstancias es síntoma de inteligencia.

Ya saben, si no tienen decidido todavía que hacer en las vacaciones estivales, no dejen pasar esta oportunidad.

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