Se está celebrando en Roma la cumbre internacional de la FAO (organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) que está tratando la actual crisis alimentaria mundial.
Entre los mandatarios que la ONU ha invitado al “sarao” destacan los mandatarios dictatoriales de Zimbabwe e Irán. Se podrían escribir libros enteros de los “usos y costumbres” de estos dos personajes.
Entre los mandatarios que la ONU ha invitado al “sarao” destacan los mandatarios dictatoriales de Zimbabwe e Irán. Se podrían escribir libros enteros de los “usos y costumbres” de estos dos personajes.
En su intervención, el primero de ellos, Robert Mugabe acusó a todos los países occidentales, en especial al Reino Unido, de urdir toda una serie de complots para desbancarle del poder y desestabilizar la economía y la sociedad de su país. Es decir, otra ración de victimismo y de echar las culpas de todos sus males a los mandatarios democráticos de los países desarrollados. Poco más se puede esperar de este dictadorzuelo.
Sin embargo, el dictador de Irán, Mahmud Ahmadineyad, nos ha dejado unas cuantas perlas en su intervención que merecen algunos comentarios:
Por supuesto, para el dictador iraní “la culpa de la crisis alimentaria mundial es del sistema capitalista global y a algunos países poderosos”. No podía ser de otra manera.
Dice que “manos escondidas trabajan para controlar los precios del petróleo de manera ficticia con el objetivo de alcanzar sus metas políticas y económicas”. Que yo sepa, a quien más beneficia económicamente el alto precio del petróleo es a los países que lo producen. ¿Y en Irán que producen? ¿Equipos informáticos?
Otra de sus revelaciones es que “animan a la producción de combustible procedente de productos agrícolas y les sirve como excusa para aumentar el precio de los alimentos”. Si los precios del petróleo están por las nubes, la primera consecuencia es buscar otras alternativas. Vendan más petróleo para que se abarate y seguro que se dejarán de producir los carísimos biocombustibles.
También dice que “los países poderosos forman una barrera contra el desarrollo de la producción y el uso de la energía nuclear, que es limpia y barata”. Supongo que se referirá a nuestro presidente Zapatero, uno de los pocos dirigentes mundiales que continua vetando la energía nuclear.
Prosiguió diciendo que “una parte del gasto militar se debería destinar a la mejora de la producción de alimentos y al subsidio de los pobres, ya que no se puede vivir sin comer”. Creo que en ese momento de su alocución, empezó a salirle humo por las orejas, por lo mucho que pensó para decir la última frase. ¿Pero es que Ahmadineyad no se gasta ni un dólar en su ejército? Según las últimas noticias, posee uno de los mayores ejércitos del planeta. Además, mantiene su programa nuclear con el claro objetivo de conseguir la bomba atómica.
Para finalizar, dijo que “el planeta necesita dirigentes que sean puros y monoteístas”. Tiene toda la razón con lo de puros, pero si se pudiese cumplir... pronto él mismo se quedaría en el paro. ¿Cómo puede ser puro un hombre que dice de Israel que su final está cerca y que pronto será eliminado del mapa del mundo?
La culpa de que tengamos que oír y leer todas estas tonterías la tiene la ONU por invitar a estos payasos a una cumbre tan importante como esta. Los dictadores deberían tener prohibido salir de su país excepto cuando tuviesen que acudir a rendir cuentas ante un tribunal internacional por sus innumerables fechorías.
Y en la cumbre que se dejen de prometer cosas que después no cumplirán y de buscar hipotéticos culpables ante esta grave situación. Hasta que no reconozcan que la culpa no es de los neonatos biocarburantes sino de la especulación cada vez mayor, nada arreglarán. Y los especuladores suelen ser los que más dinero tienen. A ver ¿quién tiene ahora más dinero que los productores de petróleo?
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