Hablar de Benidorm es hablar de sol, playa, turismo, diversión, vacaciones... sin embargo, su nombre también está asociado a palabras como desarrollo no sostenible, masificación, especulación y otra serie de desgracias que, aunque tienen su parte de verdad, no reflejan verazmente la realidad de la ciudad costera alicantina.
Siempre he echado en falta el reconocimiento a la importancia que dentro de la economía de la región, y por extensión de toda España, tiene Benidorm. Millones de personas pasan allí anualmente sus vacaciones, generando decenas de miles de puestos de trabajo y una riqueza que difícilmente se podría conseguir de otro modo.
La pregunta que surge es clara: ¿tenemos que elegir entre progreso y desarrollo sostenible? Y la respuesta también está clara: no; se pueden compaginar perfectamente.
Un buen ejemplo de ello nos lo brinda precisamente la ciudad de la Costa Blanca. Benidorm ya lleva mucho tiempo siendo ejemplo, a través de sus depuradoras, de la reutilización del agua. Pero ahora han ido un poco más lejos. La capital del turismo posee, seguramente, el número de piscinas por habitante más alto de España. Estas piscinas, gracias a los tratamientos químicos que se realizan, cambian el agua en periodos de tiempo muy prolongados. Pero aunque sea muy a la larga, necesariamente se tienen que vaciar para realizar limpiezas más a fondo, trabajos de mantenimiento o reparaciones. Y echar por el desagüe el agua que cabe en las enormes piscinas de hoteles o urbanizaciones resultaba un despilfarro intolerable.
Visto el problema, se le ha encontrado una solución muy válida. La concejalía de limpieza viaria ha iniciado un programa para el vaciado de piscinas. Previa solicitud de un hotel o de una comunidad de vecinos, el Ayuntamiento de la localidad envía uno de los seis camiones cuba de que disponen. Mediante bombeo, extraen toda el agua de la piscina y la llevan a unos depósitos municipales creados para la ocasión. Luego, esta agua será utilizada para el baldeo de calles durante todo el año.
Con esta iniciativa se pretenden ahorrar cuatro millones de litros por año.
La cantidad no es excesivamente trascendente, pero es un buen ejemplo de cómo se pueden conjugar el progreso y la riqueza con el ecologismo y el desarrollo sostenible.
Muchas más acciones de este tipo serán necesarias para lograr acabar con la mala fama que arrastra el desarrollo urbanístico de Benidorm. Pero no nos equivoquemos: tan importante como el medio ambiente y la ecología es la economía. Sin ingresos no hay puestos de trabajo y, que yo sepa, del aire, por muy limpio y puro que sea, aun no se puede vivir.
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