viernes, 19 de septiembre de 2008

Todavía podemos salvar a las ballenas.

Pues ya no se que excusas van a poner los japoneses y algunos otros “cazadores furtivos” para masacrar a las ballenas, porque parece ser que se ha encontrado un método para poder estudiarlas sin tener que matarlas. Por lo menos así lo han presentado dos de los países que más abogan por la conservación de los cetáceos, Australia y Nueva Zelanda.
No han especificado cual sería el método que se emplearía para su estudio, pero para el próximo mes de febrero han convocado una reunión internacional de científicos para que estudien su propuesta y, en caso que den su visto bueno, la remitirán a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para que la apruebe con vistas a que esté en vigor a finales de 2009, justo antes de que Japón envíe a sus pesqueros asesinos a las frías aguas antárticas.

Y es que el escándalo de permitir la caza de ballenas para “fines científicos” se tenía que acabar algún día y cuando antes cese la barbarie, mucho mejor. Japón ha matado sistemáticamente a 1.300 ballenas anuales en las aguas antárticas. ¿Creen que todas ellas se han destinado a fines científicos? Yo tampoco.


Para justificar la masacre, recientemente han emitido un estudio en el que nos informan que las ballenas Minke tienen hoy menos grasa que hace 20 años. Lo achacan a una reducción drástica de las poblaciones de krill, los minúsculos crustáceos que habitan en la capa más superficial de las aguas marinas en el océano antártico y que sirven de alimento principal a los cetáceos. Ellos lo achacan al “calentamiento global” que está fundiendo a un ritmo acelerado las banquisas de hielo, vitales para estos pequeños animales.
Argumentan que para realizar el estudio ha hecho falta matar a 4.500 ejemplares a lo largo de dos décadas y que, sin haberlas matado, difícilmente podrían haberlo averiguado. Los japoneses califican el estudio como “un importante descubrimiento sin precedentes” ya que la grasa en las ballenas les sirve para aislarlas del frío de los mares polares; con menos grasa la especie corre peligro en el futuro.
¡No me fastidies! Las ballenas corren peligro ahora, con las matanzas niponas.
Desde luego que lo del “cambio climático” es de lo más socorrido. Hasta para matar ballenas (con fines comerciales, que no nos engañen) lo utilizan. Lo próximo será oír a un entrenador de fútbol achacar la derrota de su equipo a las emisiones de CO2. No tardarán.


Esperemos que el método sea bueno y logren convencer tanto a los científicos como a la Comisión. Nuestras gigantescas amigas no podrán leer ni oír la noticia, pero a buen seguro que lo agradecerán.

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOLA SOY AGUSTINA DE NEUQUEN TENGO 11 AÑOS Y ME ENCANTARIA UNIRME Y SALBAR A LAS BALLENAS ANTES DE IR A PUERTO MADRIN NO SABIA LO MARABIYOSAS QUE SON Y CUANDO ME ENTERE QUE ESTABAN EN PELIGRO QUISE AYUDAS PUEDO

GRASIAS LEAN PORFA