viernes, 5 de septiembre de 2008

El tonto del mes (II)


En esta ocasión, el galardón al tonto del mes no recae en una persona en particular, sino en cerca de un tercio de los que habitualmente utilizamos Internet. Así lo demuestra un estudio que ha realizado la Asociación de Internautas a más de 2.000 personas a través de su página web.

Estamos cansados de encontrarnos el buzón de correo repleto, día si, día también, de mensajes de personas que no conocemos (bueno, a algunas si) en las que nos alertan de la existencia de perniciosos virus, de la peligrosidad de algunos productos de gran consumo, nos inundan con cadenas de solidaridad o de la suerte e incluso algunos correos nos dan la alegría del día comunicándonos que hemos ganado un gran premio.
Yo creía que a estas alturas, el 99% de los internautas borraban estos correos sin ni siquiera leerlos... pero no, estaba equivocado. Según el estudio, dos de cada tres usuarios confiesan que en ocasiones tienen dificultades para distinguirlos rápidamente, una tercera parte los lee e incluso un 11% los reenvía a sus conocidos.


¿No se lo creen? Pues yo si. Y lo demuestra el hecho de que casi todos los días aparece en la bandeja de entrada un mensaje de algún conocido previniéndome de los peligros de la Coca-Cola, del Actimel o del Red Bull; avisándome de que los pollos del Mc Donalds están siendo alimentados con despojos perniciosos para nuestra salud ¡por vía intravenosa! (particularmente, es con el que más me he reído), mandándome amablemente la famosa cadena con el proverbio chino que me dará suerte, siempre y cuando no la rompa, en cuyo caso se me caerá el cielo encima; advirtiéndome de los virus maliciosos que se comerán a bocados mi disco duro o pidiéndome que los días pares ponga gasolina en Repsol y los impares en Cepsa (porque así, según dicen, lograremos que nos rebajen los precios de los carburantes).

Pero, realmente, aparte de para comprobar la inteligencia de nuestros conocidos y hacernos perder un precioso tiempo ¿para que sirven todo este tipo de correos?
La respuesta es sencilla: para hacer negocio. Los creadores de este tipo de “bulos” persiguen varias metas, entre las que destacan la de adquirir importancia mediática, mejorar la imagen comercial de una marca o hundir la marca de la competencia, transmitir virus o, la más de moda ahora, generar bases de datos de usuarios para después venderlas al mejor postor para que, a su vez, nos inunde con los malditos “spam” de las milagrosas pastillitas azules.


Todavía recuerdo el correo que se extendió como la pólvora por nuestra empresa en el que nos regalaban un teléfono móvil a cambio de reenviar el mencionado correo a 25 de nuestros contactos. Para ganar el teléfono había que demostrarlo: simplemente teníamos que incluir en los destinatarios del reenvío una dirección que nos indicaban.
Ya ven. Así de fácil se hacían con una base de datos de 25 correos auténticos. El engaño estaba muy claro ¿verdad? Pues bien, recibí ocho correos de mis compañeros (a los que, hasta entonces, consideraba medianamente inteligentes). Es decir, “el creador del bulo” consiguió de una tacada cerca de doscientas direcciones de correo válidas.


Hay que estar atentos con todos estos tipos de engaños porque nos pueden hacer mucho daño. Normalmente, los precursores de este tipo de bulos son delincuentes que luego se aprovechan provocando envíos masivos de spam, de phising o de scam (estafas económicas). También desde los gobiernos se debería de potenciar la información sobre como prevenirnos ante estos delitos, y la justicia debería perseguirlos ya que existen los medios suficientes para poder llegar al origen de las cadenas.
Siempre hay gente que pica. No sean ustedes los próximos. No se conviertan en “el tonto del mes”.

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