miércoles, 17 de septiembre de 2008

La energía solar es insostenible, según Sebastián.

Recuerdo que hace unos cinco o seis años, un compañero del trabajo me hablaba del suculento negocio que quería iniciar. Aprovechando la legislación vigente de la época, iba a colocar una instalación de energía solar en la casita en el campo que poseía. Yo en aquellos momentos desconocía la existencia de esas “ayudas” a la producción de energía eléctrica mediante paneles solares, pero cuando me lo explicó, recuerdo que no salía de mi asombro: el estado subvencionaba con aproximadamente un 500% cada Kwh., es decir, cuando un Kwh. costaba más o menos 9 céntimos al consumidor final de la energía, mi compañero podía conseguir más de 40 vendiéndoselos a la red eléctrica. Con ese precio, la instalación de energía solar podría tenerla amortizada en menos de diez años, con lo cual, a partir de entonces todo serían beneficios dado que su mantenimiento es mínimo.
Ante mi opinión de que aquella “ayuda” era inviable mantenerla durante tantos años, él me respondió que el gobierno estaba muy interesado en ese tipo de energías y que esa subvención duraría, seguramente, para siempre.

Pues bien, antes de lo previsto, el tiempo me ha dado la razón. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha reconocido que la electricidad producida mediante paneles solares es mucho más cara y ha asegurado que la mayor parte de la subida de la tarifa eléctrica del pasado mes de julio se debe al sector fotovoltaico que está en una situación insostenible. Debido a ello, su ministerio está preparando una nueva ley que reducirá sustancialmente esas subvenciones.


Lo que empezó siendo una ayuda para promocionar este tipo de energía (recordemos: totalmente limpia e inacabable aunque muy cara de producir) se ha convertido con el paso de los años en un negocio muy rentable y apetecible: “invierta usted en placas solares, le compramos la electricidad a precio de langosta para que la amortice cuanto antes y, a partir de ese momento, a vivir de las rentas. Paga el consumidor (no olvidemos que el Estado somos todos)”.
Gracias a ello, las empresas de energía solar han florecido como setas por todos los rincones de España dispuestas a sacar la mayor tajada posible de este suculento negocio.

Considero que la energía procedente del sol es la energía del futuro. Sin embargo, su desarrollo es muy lento y los paneles solares actuales producen muy poca electricidad aparte de ser sumamente caros.
¿Por qué no evolucionan tan deprisa como lo hacen otras energías alternativas? Creo que el motivo han sido las excesivas subvenciones al sector – cuando un producto se paga tan caro ¿qué necesidad hay en mejorarlo si siempre lo van a pagar así? -.
Lo que se debería subvencionar es la investigación y desarrollo de paneles solares para que estos fuesen más efectivos y más baratos. De esta forma, la energía solar si que sería una alternativa. Actualmente solo sirve para que se forren unos pocos.


La ley todavía se está redactando, pero las primeras informaciones apuntan a que la reducción de las subvenciones afectaría a las instalaciones de nueva creación, dejando las actuales a las que ya están en funcionamiento. De ser así, el error será mucho mayor: subvencionaríamos de por vida instalaciones obsoletas y desincentivaríamos la creación de nuevas mucho más eficientes. El mundo al revés.

Lo que más me preocupa es que nuestro presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha apostado ciegamente por la energía solar para reducir la dependencia energética española del exterior. Mientras se acaba de conseguir que resulte eficiente, y va para largo, ¿no podríamos compaginarla con la nuclear y dejar de importar petróleo y gas?
Por desgracia, conociendo la tozudez de nuestro presidente y su proverbial facilidad para reconocer sus errores, creo que ya conozco la respuesta.

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