Los periódicos son, de largo, el medio de comunicación más antiguo de los que existen en la actualidad. Son supervivientes natos que han tenido que lidiar durante su historia con los más variados contrincantes: radio, cine, televisión y ahora, desde hace unos cuantos años, con este fenómeno llamado Internet.
Hasta ahora, si no han salido claramente victoriosos, al menos, han logrado sobrevivir y continuar saliendo todos los días a la calle. Sin embargo, este último envite que le supone Internet y los cambios en las costumbres de los lectores, están causando una disminución en sus cifras de ventas y, por lo tanto, en sus ingresos tanto de venta de ejemplares como de la publicidad insertada. Por poner un ejemplo, The New York Times, uno de los periódicos con mayor tirada del mundo, ha visto rebajada su facturación por publicidad en más de un 10% en el primer semestre de este año.
Casi diariamente, les toca reinventarse buscando una reducción en los gastos y la búsqueda de nuevas estrategias creativas para continuar siendo rentables. Y hoy en día, ya no vale la inclusión de grandes fotografías a color, fastuosas cabeceras o diseños de periódicos más atractivos y pequeños (afortunadamente, atrás quedaron las incómodas “sábanas”). Los lectores demandan otras cosas en un medio que lucha en inferioridad de condiciones con otros (falta de inmediatez a la hora de dar las noticias).
Un paso adelante en este sentido lo ha dado la revista estadounidense “Esquire”. Para celebrar su 75 aniversario, ha sacado a la calle la primera revista que utiliza tinta electrónica en su portada. ¿En qué consiste?
Su primera página incluye una pantalla electrónica flexible que cambia de aspecto con fragmentos e imágenes que se iluminan y apagan. Unas microcápsulas de tinta son controladas digitalmente por un pequeño sistema que requiere el uso de seis pilas de botón.
En el interior también incluye un anuncio publicitario de Ford, a doble página, que mediante otra pantalla digital cambia los colores del anuncio.
Sin embargo, la innovación todavía es un poco rudimentaria, ya que al no poder conectarse con otro sistema informático externo, sus titulares no pueden modificarse. Tampoco puede controlarse píxel a píxel, sino que está dividida en unos pocos segmentos que cambian de color. Y cuando se desmonta la pantalla y no se encuentra una batería plana e innovadora, sino que se topa con seis pilas de botón... pues parece que sea un vulgar juguete “made in China”.
Pero bien, un primer paso está dado y, al menos, ha conseguido que Esquire haya agotado toda su tirada (que vendía dos dólares más cara que su precio habitual) y que en todo el mundo se hable de su 75 aniversario. La publicidad ha sido rentable.
¿Se imaginan un dispositivo, con forma de pequeña revista y conexión inalámbrica, que al pasar cerca de algún punto de conexión se actualizase automáticamente con las noticias de nuestro periódico favorito? Pues ya no está tan lejano el día en que se logre. Desaparecerían los periódicos de papel, si, pero también los bosques lo agradecerían.
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