“No parece razonable que en un mercado como el español, con 2,5 millones de desempleados, sigamos recurriendo a la contratación en origen. Por ello, el próximo año este tipo de contratación se aproximará al punto cero. Las personas que se tengan que contratar en la economía española, que sean de los desempleados que ya existen”. Estas fueron parte de las palabras pronunciadas por el Ministro de Trabajo, el señor Corbacho, al finalizar la primera reunión de la Mesa del Diálogo Social celebrada conjuntamente con empresarios y sindicatos.
Y con ellas, llegó la polémica. Sin proponérselo, ha logrado que los sindicatos, la patronal, las ONG, los partidos de oposición y otros agentes sociales se pongan de acuerdo en algo: en criticar estas declaraciones. Incluso ya han salido miembros de su propio gobierno desautorizándolo.
Y con ellas, llegó la polémica. Sin proponérselo, ha logrado que los sindicatos, la patronal, las ONG, los partidos de oposición y otros agentes sociales se pongan de acuerdo en algo: en criticar estas declaraciones. Incluso ya han salido miembros de su propio gobierno desautorizándolo.
¿Por qué esta polémica?
Pues porque el tema de la inmigración es muy delicado y Corbacho ha dicho públicamente lo que todos piensan pero nadie se ha atrevido a decir. Y que lo haya dicho así, tan a la ligera, le ha sentado mal al resto de sus hipócritas compañeros de profesión.
No he visto aun ninguna encuesta en medios de comunicación preguntando a los españoles si están de acuerdo o no con sus palabras, pero estoy convencido de que si la hiciesen, una amplia mayoría las apoyarían.
A todo esto, hay que unir la inoportunidad de decirlo de la forma en que lo ha hecho y de hacerlo en estos momentos. Con la crisis empeorando y el número de parados aumentando en progresión geométrica, sus palabras suenan a echarle la culpa de la situación a los inmigrantes.
Y esto es muy peligroso. Mientras la economía iba viento en popa, los españoles toleraban que viniesen inmigrantes a ocupar los puestos de trabajo “sobrantes”. A muchos les molestaban algunas circunstancias como que los inmigrantes coparan las plazas escolares en los centros públicos, que se llevaran la mayoría de las becas o que les concedieran la mayor parte de las ayudas sociales, pero como las economías domesticas estaban boyantes, estos hechos no resultaban lo suficientemente trascendentes como para causar un rechazo social hacia la inmigración. Sin embargo, la situación ha cambiado y ya se oyen voces demandando que los inmigrantes vuelvan a sus lugares de origen. Yo me pregunto, ¿tiene menos derechos un ecuatoriano o un colombiano con diez años cotizados que un español de origen con los mismos años trabajados?
Lo que tendría que explicar el ministro Corbacho es que sin la inmigración, España tendría en estos momentos cerca de diez millones menos de personas y que sin sus cotizaciones, la Seguridad Social estaría claramente en déficit, peligrando por tanto el sistema sanitario y las pensiones de los jubilados. Que en el año 2006 los inmigrantes aportaron 23.400 millones de euros a las arcas del estado y a cambio recibieron 18.600, es decir, produjeron un superávit de cerca de 5.000 millones (con ese dinero se puede pagar la pensión a 500.000 jubilados españoles). O que con su trabajo, han contribuido al 39% del crecimiento medio del PIB per cápita, o lo que es lo mismo, han incrementado en 623 euros la renta de cada español en el año anterior.
Y a pesar de estos datos elocuentes, los españoles continúan pensando cuando optan a un puesto de trabajo que si se lo conceden a otro español es porque ha tenido suerte o estaba mejor preparado, pero si se lo gana un inmigrante es porque se lo han regalado o porque va a cobrar la mitad.
Lo que tendría que hacer el señor Corbacho es conseguir crear los suficientes puestos de trabajo para que todos, españoles de origen e inmigrantes, pudiésemos trabajar. Querer recortar el paro prohibiendo la entrada de inmigrantes no le conducirá a nada.
Por mucho menos, miembros de su propio gobierno tacharon de xenófobo y racista al gabinete de Berlusconi. Y es que la lengua es lo más castigado que hay.
2 comentarios:
Me da la impresión que en una temporada no habrá contratos ni en origen ni en destino. El problema es que aquí estamos muy acomodados y hay trabajos como los agrícolas que nadie quiere hacer.
Esperemos que la temporada sea corta porque de lo contrario, cuando el hambre apriete, seguro que hasta los trabajos agrícolas nos los rifaremos. Bueno, no seamos pesimistas, a ver si esto pasa pronto.
Saludos.
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